Rubeosis del iris: Causas

hace 1 semana · Actualizado hace 1 segundo

rubeosis del iris

La palabra “rubeosis” viene del latín “rubeo” (enrojecer). En oftalmología, se refiere a la aparición de neovasos en el iris. El iris normalmente tiene pocos vasos sanguíneos y una circulación bien organizada. Pero, cuando el ojo sufre problemas de circulación, como la isquemia, el cuerpo crea nuevos vasos en lugares inusuales, como el iris.

Índice

Causas y factores de riesgo

La rubeosis del iris suele ser consecuencia de estados isquémicos o hipoperfusiones graves en la retina o coroides. Las principales causas son:

  1. Retinopatía diabética (proliferativa):
    • La diabetes mal controlada daña los vasos retinianos, lo que puede causar neovascularización en la retina e iris.
  2. Oclusión de la vena central de la retina (OVCR) o de ramas venosas retinianas:
    • Estas oclusiones causan estancamiento de sangre y isquemia en la retina, lo que activa la formación de neovasos.
  3. Oclusión de la arteria central de la retina (OACR) o de ramas arteriales:
    • Las oclusiones arteriales también causan isquemia y pueden generar neovascularización, aunque menos común que las venosas.
  4. Isquemia ocular por otras causas:
    • Tumores intraoculares avanzados que afectan la circulación.
    • Enfermedades inflamatorias o uveítis crónicas que alteran el riego sanguíneo.
    • Patologías que reducen severamente la perfusión del globo ocular, como la enfermedad carotídea.
  5. Cirugías oculares complicadas:
    • En ocasiones, tras cirugías o traumatismos severos, pueden surgir alteraciones de la vascularización que derivan en rubeosis.

En todos estos casos, se produce un desequilibrio entre los factores que estimulan la formación de vasos y los mecanismos inhibidores normales. Esto provoca la proliferación anormal de vasos.

Fisiopatología básica

La retina y otras partes del ojo no reciben suficiente oxígeno. Esto hace que liberen factores angiogénicos como el VEGF. Estas proteínas viajan al humor acuoso y fomentan la formación de vasos en lugares incorrectos.

Estos neovasos son frágiles y pueden sangrar. También pueden crecer de forma desorganizada. Esto invierte el ángulo camerular y complica el drenaje del humor acuoso.

Manifestaciones clínicas

Al principio, la rubeosis del iris puede no presentar síntomas claros. Solo se detecta en un examen de rutina. Pero a medida que avanza, pueden aparecer síntomas como:

  1. Enrojecimiento o cambios en la superficie del iris:
    • El iris puede enrojecerse o mostrar vasos sanguíneos anómalos. Esto se ve con lámpara de hendidura en la consulta.
  2. Glaucoma neovascular:
    • Es una complicación grave. Los neovasos en el ángulo de drenaje forman membranas que bloquean el flujo del humor acuoso.
    • Esto aumenta rápidamente la presión intraocular (PIO). Esto causa dolor, visión borrosa, cefaleas, enrojecimiento y pupila dilatada.
  3. Hemorragias en cámara anterior:
    • Los neovasos pueden sangrar, causando hipemas.
  4. Disminución de la agudeza visual:
    • Se debe a la isquemia retiniana y a complicaciones como el glaucoma.

Diagnóstico

El diagnóstico de rubeosis del iris se hace con un examen oftalmológico completo. Este examen incluye:

  1. Examen con lámpara de hendidura:
    • Permite ver los vasos anómalos en la superficie del iris o en el ángulo iridocorneal.
  2. Tonometría:
    • Para medir la presión intraocular y descartar un posible inicio de glaucoma neovascular.
  3. Gonioscopia:
    • Consiste en examinar el ángulo camerular con un gonioscopio. Es crucial para detectar neovasos en el ángulo y valorar la extensión de la neovascularización.
  4. Fondo de ojo (oftalmoscopia o biomicroscopía con lente de contacto):
    • Para evaluar la retina y el nervio óptico, y buscar la causa de isquemia (retinopatía diabética, oclusión vascular, etc.).
  5. Angiografía fluoresceínica o OCT (Tomografía de Coherencia Óptica):
    • La angiografía fluoresceínica puede mostrar zonas de no perfusión (isquemia) en la retina y la presencia de neovasos.
    • La OCT y la OCT-angiografía pueden aportar información sobre el estado de la retina, el edema macular y la extensión de la neovascularización.

Tratamiento

El tratamiento busca solucionar la rubeosis y controlar la causa subyacente. Se enfoca en:

  1. Control de la enfermedad de base:
    • Es crucial controlar bien la glucemia y vigilar la hemoglobina glicosilada (HbA1c) en la retinopatía diabética.
    • Para las oclusiones vasculares, es importante tratar las causas como la hipertensión y la dislipemia.
  2. Terapia antiangiogénica (inyecciones intravítreas de anti-VEGF):
    • Los fármacos como ranibizumab y aflibercept reducen el VEGF, frenando la proliferación de vasos anómalos.
    • Estos medicamentos pueden ser beneficiosos en la rubeosis y la neovascularización retiniana.
  3. Fotocoagulación panretiniana (PRP):
    • Se usa láser en la retina isquémica para eliminar áreas que producen VEGF. Esto reduce la formación de neovasos en el iris.
  4. Tratamiento del glaucoma neovascular:
    • El tratamiento incluye medicamentos hipotensores oculares y, a veces, procedimientos como la trabeculectomía.
    • Es crucial controlar la presión intraocular para evitar dañar el nervio óptico.
  5. Cirugía o láser directo sobre neovasos del ángulo:
    • En algunos casos, se usa láser focal para tratar los vasos del ángulo. Sin embargo, la PRP retiniana y los anti-VEGF intravítreos suelen ser más efectivos.

Complicaciones

La rubeosis iridis puede causar glaucoma neovascular, que es difícil de manejar si se diagnostica tarde. Este glaucoma puede llevar a una pérdida severa de visión. En casos extremos, se considera la cirugía o incluso la enucleación para aliviar el dolor.

Si no se trata la isquemia subyacente, los neovasos pueden seguir proliferando. Esto puede causar hipemas y otras alteraciones que afectan la visión.

Pronóstico

El pronóstico de la rubeosis del iris depende de varios factores:

  1. La causa de la isquemia:
    • Si se maneja bien la retinopatía diabética, la proliferación puede estabilizarse.
    • La intervención temprana con láser o anti-VEGF puede mejorar la perfusión o evitar empeoramientos ante oclusiones vasculares.
  2. La prontitud en el diagnóstico y tratamiento:
    • Tratar la neovascularización cuanto antes puede prevenir complicaciones graves.

La rubeosis es una señal de alarma de una mala circulación ocular. Es crucial controlar la enfermedad de fondo y aplicar terapias oculares. Esto reduce la producción de VEGF y la isquemia, ayudando a conservar la visión.

Conclusión y recomendaciones

  • La rubeosis del iris es consecuencia de patologías isquémicas oculares, como la retinopatía diabética proliferativa y las oclusiones vasculares retinianas.
  • La detección temprana es clave para actuar antes de que surjan complicaciones irreversibles.
  • El tratamiento combina manejo sistémico de la enfermedad subyacente con terapia ocular local.
  • Implementar estas medidas tempranamente mejora las posibilidades de mantener la visión útil y reducir el dolor ocular asociado al glaucoma neovascular.

Aviso de responsabilidad

Esta información es general y no reemplaza la evaluación médica personalizada. Si sospechas de rubeosis del iris, lo mejor es ir al oftalmólogo lo antes posible. El profesional podrá confirmar el diagnóstico y dar las medidas adecuadas para ti.

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