Rosácea ocular: Tratamiento

hace 1 semana · Actualizado hace 1 segundo

rosácea ocular

La rosácea ocular afecta principalmente los ojos y los párpados. Puede ir acompañada de síntomas en la piel como enrojecimiento facial y pústulas. Esta condición puede causar desde síntomas leves hasta problemas graves en la córnea.

Índice

1. Definición y características principales

  1. Rosácea sistémica
    • Es un trastorno inflamatorio crónico que afecta la cara. Se caracteriza por eritema persistente y telangiectasias. También puede causar brotes de pápulas y pústulas, y en algunos casos, engrosamiento de la piel (rinofima).
  2. Rosácea ocular
    • La inflamación de la rosácea afecta estructuras oculares y perioculares. Esto incluye párpados, superficie ocular y glándulas de Meibomio.
    • Puede aparecer antes, durante o después de las manifestaciones cutáneas. En ocasiones, la afectación ocular es el único signo de rosácea.
  3. Epidemiología
    • La rosácea es más común en personas de 30 a 50 años. Es más frecuente en pieles claras.
    • Hombres y mujeres pueden verse afectados. Las mujeres suelen consultar con mayor frecuencia. Sin embargo, las formas más graves (p. ej. rinofima) son más frecuentes en varones.
    • La rosácea ocular puede encontrarse en un porcentaje variable. Alrededor del 50% de los pacientes con rosácea cutánea presentan algún grado de afectación ocular.

2. Fisiopatología

La causa exacta de la rosácea no está completamente clara. Sin embargo, varios factores intervienen en su desarrollo:

  1. Inflamación crónica
    • La piel y los ojos tienen un desequilibrio inflamatorio. Esto causa la liberación de demasiados mediadores inflamatorios.
  2. Factores vasculares
    • Los vasos sanguíneos no funcionan bien. Esto lleva a eritema y congestión.
  3. Alteraciones en la microbiota
    • Demodex (ácaros) y bacterias como Cutibacterium acnes pueden aumentar la inflamación.
  4. Disfunción de glándulas de Meibomio
    • Las glándulas de Meibomio inflamadas y obstruidas causan ojo seco y más irritación.
  5. Factores genéticos y ambientales
    • El estrés, alimentos picantes, alcohol, cambios de temperatura y radiación UV pueden empeorar los síntomas.

3. Manifestaciones clínicas

La rosácea ocular puede ser leve o severa:

  1. Blefaritis (inflamación de los párpados)
    • Blefaritis anterior: costras, descamación y enrojecimiento en la base de las pestañas.
    • Blefaritis posterior (meibomitis): inflamación crónica de las glándulas de Meibomio, con orzuelos, chalaziones y secreción.
  2. Sequedad ocular
    • La alteración de las glándulas de Meibomio hace que la lágrima pierda estabilidad. Esto causa sequedad y ardor.
  3. Hiperemia conjuntival (ojos rojos)
    • El enrojecimiento de la parte blanca del ojo se debe al proceso inflamatorio.
  4. Sensación de cuerpo extraño
    • Gritty feeling (sensación arenosa) y escozor por la irregularidad en la superficie ocular.
  5. Fotofobia (sensibilidad a la luz)
    • Frecuente en fases de inflamación significativa.
  6. Queratitis
    • La córnea puede verse afectada con inflamación (queratitis), erosiones o úlceras. Este es uno de los aspectos más graves, ya que puede comprometer la transparencia corneal y la visión.
  7. Telangiectasias palpebrales
    • Vasos sanguíneos dilatados visibles en el borde del párpado.

4. Diagnóstico

Para diagnosticar la rosácea ocular, se siguen varios pasos:

  1. Historia clínica y exploración
    • Se busca síntomas como ardor, sequedad y enrojecimiento ocular.
    • Se pregunta sobre antecedentes de rosácea cutánea o signos faciales.
  2. Examen de los párpados
    • El oftalmólogo busca blefaritis, disfunción de las glándulas de Meibomio y telangiectasias.
  3. Tinción con colorantes vitales
    • Se usan colorantes como la fluoresceína para ver defectos epiteliales o inflamación.
  4. Evaluación de la película lagrimal
    • Tiempo de ruptura lagrimal (TBUT): mide la estabilidad de la película lagrimal.
    • Se hace un test de Schirmer para medir el volumen lagrimal.
  5. Exclusión de otras patologías
    • Se descartan otras causas de blefaritis y queratitis, como infecciones bacterianas y alergias.

5. Tratamiento

El tratamiento busca controlar la inflamación, mejorar la función de la lágrima y proteger la córnea. A menudo, se necesita el trabajo conjunto de dermatología y oftalmología.

  1. Higiene palpebral
    • Limpieza diaria de los bordes palpebrales con toallitas especiales o soluciones jabonosas suaves para remover costras y secreciones.
    • Masajes y calor local (compresas tibias) para fluidificar las secreciones de las glándulas de Meibomio.
  2. Lágrimas artificiales
    • Lubricantes oculares que alivian la sequedad y reducen la irritación. Pueden ser en forma de gotas, geles o pomadas (para uso nocturno).
  3. Antibióticos tópicos
    • Pueden utilizarse colirios o pomadas antibióticas (por ejemplo, eritromicina o tetraciclina tópica) para controlar la sobreinfección e inflamación palpebral.
  4. Antibióticos orales
    • Tetraciclinas orales (doxiciclina, minociclina) en dosis bajas prolongadas (subantimicrobianas) son efectivas para reducir la inflamación y mejorar la disfunción de glándulas de Meibomio.
    • En algunos casos, macrólidos (azitromicina) se usan como alternativa.
  5. Anti-inflamatorios oculares
    • Corticoides tópicos de baja potencia o fármacos inmunomoduladores (ciclosporina A en colirio) pueden emplearse a corto plazo para controlar la inflamación severa, siempre bajo supervisión médica.
  6. Tratamiento de Demodex
    • Si se detecta sobrepoblación de ácaros Demodex, se recomiendan limpiezas palpebrales con productos que contengan aceite de árbol de té u otros agentes acaricidas.
  7. Evitar factores desencadenantes
    • Protegerse de la luz solar intensa (gafas de sol), evitar cambios bruscos de temperatura, restringir consumo de alcohol y comidas picantes si empeoran los síntomas.
  8. Control cutáneo
    • Si coexiste rosácea facial, se complementa con tratamientos dermatológicos (cremas tópicas de metronidazol o ivermectina, láser vascular, etc.).

6. Complicaciones

  1. Queratitis ulcerativa
    • La inflamación corneal grave puede ocasionar úlceras, cicatrices y pérdida de visión si no se trata.
  2. Formación de chalaziones recurrentes
    • Obstrucciones crónicas de las glándulas de Meibomio que generan bultos palpebrales dolorosos o indoloros.
  3. Cicatrización conjuntival
    • En casos muy severos o de evolución prolongada, puede haber alteraciones en la conjuntiva que agravan la sequedad e irritación.
  4. Deterioro visual
    • La afectación prolongada de la superficie ocular y daños en la córnea pueden comprometer la agudeza visual de forma significativa.

7. Prevención y cuidados complementarios

  • Exámenes oftalmológicos regulares: son cruciales para encontrar problemas oculares temprano.
  • Control de la rosácea sistémica: es importante manejarla con cremas, geles y láser. También, evitar el sol, el alcohol y los alimentos picantes.
  • Limpieza y cuidados diarios: mantener la higiene de los párpados y usar lágrimas artificiales correctamente.
  • Protección ambiental: usar humidificadores en lugares secos y gafas de sol para proteger los ojos del viento y la luz fuerte.
  • Tratamiento continuo: la rosácea ocular a menudo es una condición crónica. Por eso, es esencial cuidar los ojos a largo plazo y ajustar el tratamiento según sea necesario.

La rosácea ocular puede afectar mucho la vida diaria si no se trata bien. Se caracteriza por inflamación crónica en los párpados y la superficie ocular. Esto suele estar relacionado con problemas en las glándulas de Meibomio y ojo seco.

El tratamiento incluye mantener la higiene de los párpados, usar medicamentos antiinflamatorios y seguir de cerca el progreso. Es vital un diagnóstico temprano y un control adecuado de la rosácea cutánea. Además, la colaboración entre oftalmólogos y dermatólogos es crucial en casos complicados.

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