¿Cuáles son las reacciones de hipersensibilidad?

hace 3 semanas · Actualizado hace 1 segundo

¿Cuáles son las reacciones de hipersensibilidad?

Las reacciones de hipersensibilidad son respuestas inmunológicas exageradas o inadecuadas frente a antígenos inocuos, que pueden causar daño a los tejidos del organismo.

La hipersensibilidad es una respuesta inmunitaria excesiva que causa daño. El sistema inmune normalmente protege al cuerpo. Pero, cuando responde demasiado fuerte o a cosas que no debería, se producen enfermedades.

Para entender esto mejor, Gell y Coombs dividieron las reacciones de hipersensibilidad en cuatro tipos (I a IV). Cada uno tiene su mecanismo inmunológico, ejemplos clínicos y causas.

Índice

Hipersensibilidad Tipo I (Inmediata o Anafiláctica)

Mecanismo inmunológico: La hipersensibilidad tipo I es rápida. Se produce gracias a la inmunoglobulina E (IgE) y células como mastocitos y basófilos. La primera vez que el cuerpo encuentra un antígeno, se vuelve sensible.

Los linfocitos T colaboradores tipo 2 (Th2) hacen que los linfocitos B produzcan IgE. Esta IgE se une a mastocitos y basófilos. La segunda vez que el cuerpo encuentra el antígeno, se activan estos mastocitos.

Esto hace que liberen sustancias que causan síntomas como dificultad para respirar y hinchazón. Estos síntomas pueden ser graves y pueden ocurrir en minutos. La predisposición genética también juega un papel importante.

Ejemplos clínicos: Este mecanismo subyace en trastornos alérgicos comunes:

  • Rinitis alérgica (fiebre del heno): congestión nasal, estornudos y lagrimeo por alérgenos inhalados (pólenes, ácaros).
  • Asma alérgico: broncoconstricción reversible desencadenada por alérgenos inhalados, con participación de IgE y mastocitos en vías respiratorias.
  • Urticaria y angioedema: habones en piel y edema subcutáneo por alimentos, fármacos o picaduras.
  • Anafilaxia sistémica: reacción generalizada potencialmente mortal, con hipotensión y broncoespasmo severo; puede ocurrir ante venenos de insectos (ej. picadura de abeja) o ciertos alimentos (maní, mariscos) en individuos sensibilizados.

Factores desencadenantes (alérgenos típicos): Sustancias generalmente inocuas que en personas atópicas inducen esta respuesta. Algunos desencadenantes frecuentes:

  • Neumoaeroalérgenos: pólenes de plantas, esporas de moho, ácaros del polvo, epitelios de animales domésticos (caspa de gato/perro).
  • Alimentos: cacahuate (maní), mariscos, huevo, leche, entre otros, que provocan alergias alimentarias inmediatas.
  • Veneno de insectos: por ejemplo, de abejas o avispas, causante de reacciones anafilácticas en personas sensibilizadas.
  • Fármacos: ciertos medicamentos pueden actuar como alérgenos; por ejemplo, la penicilina (o metabolitos como el peniciloilo unido a proteínas plasmáticas) puede funcionar como hapteno y desencadenar síntesis de IgE, provocando reacciones tipo I en personas susceptibles.

Hipersensibilidad Tipo II (Citotóxica mediada por anticuerpos)

Mecanismo inmunológico: En la hipersensibilidad tipo II, los anticuerpos IgG o IgM producidos por el sistema inmune reaccionan contra antígenos localizados en la superficie de células o en la matriz extracelular del propio organismo. El antígeno diana puede ser intrínseco (un componente normal de la célula, identificado erróneamente como extraño) o extrínseco (una molécula ajena unida a la célula, por ejemplo un fármaco que actúa como hapteno). La unión del anticuerpo al antígeno celular activa mecanismos efectores que lesionan las células:

  • Opsonización y fagocitosis: Los anticuerpos (especialmente IgG) marcan la célula. Células fagocíticas (macrófagos en bazo e hígado) la reconocen y la destruyen. Esto causa la pérdida de células sanguíneas como eritrocitos, plaquetas o leucocitos.
  • Activación del complemento: La unión antígeno-anticuerpo desencadena la cascada del complemento. Los productos del complemento opsonizan la célula y pueden lisarla. También se liberan anafilotoxinas que causan inflamación.
  • Citotoxicidad celular dependiente de anticuerpos (ADCC): Células citotóxicas (NK, macrófagos, neutrófilos) reconocen células cubiertas de IgG. Las destruyen directamente mediante liberación de enzimas o perforinas.
  • Alteración funcional: Los anticuerpos pueden interferir en la función del receptor diana. Pueden bloquear la unión de ligandos normales o estimular inadecuadamente el receptor. Esto causa disfunción sin destrucción celular.

Estas reacciones tipo II suelen desarrollarse en minutos u horas tras la exposición al antígeno. Esto ocurre si ya existen anticuerpos circulantes específicos. O días tras una sensibilización inicial.

Ejemplos clínicos: La hipersensibilidad tipo II está implicada en diversas enfermedades auto inmunes y reacciones citotóxicas específicas:

  • Anemia hemolítica autoinmune: autoanticuerpos IgG/IgM contra antígenos de la membrana de los eritrocitos (ej. antígenos Rh); causan destrucción de glóbulos rojos por fagocitosis en bazo o por complemento. Clínicamente produce anemia, ictericia y elevación de bilirrubina indirecta.
  • Púrpura trombocitopénica inmune (PTI): anticuerpos dirigidos contra glicoproteínas plaquetarias (como GpIIb/IIIa) llevan a opsonización y destrucción de plaquetas, provocando trombocitopenia y hemorragias.
  • Síndrome de Goodpasture: anticuerpos contra la proteína de la membrana basal glomerular (colágeno IV) en riñones y alveolos pulmonares; causan lesión por activación de complemento e inflamación local, produciendo glomerulonefritis rápidamente progresiva y hemorragia pulmonar.
  • Fiebre reumática: tras faringitis por Streptococcus, se generan anticuerpos que reaccionan en forma cruzada (mimetismo molecular) contra antígenos del miocardio y válvulas cardíacas. Esto produce miocarditis y valvulitis (lesión inflamatoria) sin que exista un autoantígeno propiamente dicho.
  • Reacción transfusional ABO: anticuerpos naturales IgM contra antígenos sanguíneos (A o B) del donante activan complemento y destruyen masivamente los eritrocitos transfundidos incompatibles, ocasionando hemólisis intravascular aguda, fiebre y daño renal agudo.
  • Enfermedad hemolítica del recién nacido (Eritroblastosis fetal): anticuerpos IgG maternos (por incompatibilidad Rh) atraviesan la placenta y opsonizan eritrocitos fetales, causando hemólisis fetal/neonatal.
  • Miastenia gravis: autoanticuerpos contra el receptor de acetilcolina en la unión neuromuscular bloquean la señalización neuromuscular, provocando debilidad muscular característicamente fluctuante. Aquí el daño es funcional más que destructivo.
  • Enfermedad de Graves (hipertiroidismo autoinmune): autoanticuerpos contra el receptor de TSH en la tiroides lo estimulan de forma continua, imitando la hormona y provocando sobreproducción de hormonas tiroideas. Este es un ejemplo de anticuerpos tipo II con efecto estimulador.
  • Pénfigo vulgar: autoanticuerpos contra proteínas de unión entre células epidérmicas (desmogleínas) causan la pérdida de adhesión entre queratinocitos (acantólisis), originando ampollas y lesiones cutáneas.

Factores desencadenantes: Los antígenos que provocan reacciones tipo II incluyen:

  • Antígenos propios (autoantígenos): El cuerpo puede atacarse a sí mismo por razones genéticas o ambientales. Esto puede ocurrir en casos como la anemia hemolítica autoinmune o la miastenia. La causa es una pérdida de tolerancia inmunológica.
  • Antígenos externos adheridos a células: Cierto fármaco puede unirse a células y hacer que el sistema inmune las vea como extrañas. Por ejemplo, la penicilina puede causar anemia hemolítica. Al suspender el fármaco, el problema se resuelve.
  • Antígenos de otros individuos de la misma especie: Las reacciones transfusionales pueden ocurrir cuando el sistema inmune ataca células de otra persona. Esto sucede cuando se introduce sangre incompatibilidad ABO o Rh.

Hipersensibilidad Tipo III (Mediada por inmunocomplejos)

Mecanismo inmunológico: En la hipersensibilidad tipo III, el daño se debe a complejos inmunes formados por anticuerpos y antígenos solubles. Estos se depositan en tejidos. A diferencia de la hipersensibilidad tipo II, los antígenos son solubles y circulan en la sangre.

Los complejos antígeno-anticuerpo causan inflamación y daño tisular. Activan el sistema de complemento, atraen neutrófilos y causan daño. Esto puede llevar a enfermedades como vasculitis o nefritis.

Ejemplos clínicos: Las enfermedades tipo III afectan varios órganos. Esto se debe a la distribución de los inmunocomplejos.

  • Lupus eritematoso sistémico (LES): es una enfermedad autoinmune. Se forma por inmunocomplejos. Los autoanticuerpos atacan el ADN de doble hebra y nucleoproteínas.
  • Estos complejos se acumulan en órganos como riñones, articulaciones, piel y vasos sanguíneos. Esto causa inflamación y daño. Los síntomas incluyen erupción malar, artralgias y afección renal.
  • Enfermedad del suero: es una reacción sistémica causada por inmunocomplejos. Se observa después de usar sueros heterólogos. Por ejemplo, antitoxina de caballo.
  • El paciente desarrolla fiebre, urticaria, artralgias y glomerulonefritis. Esto se debe a la formación de complejos antígeno-anticuerpo. Hoy en día, algunos fármacos pueden causar este síndrome.
  • Reacción de Arthus: es una lesión localizada de hipersensibilidad III. Ocurre cuando se inyecta un antígeno en la piel de alguien con anticuerpos IgG altos. En 4-12 horas, se produce una inflamación local intensa.
  • Este proceso incluye edema, hemorragia y necrosis tisular. Un ejemplo es la vasculitis cutánea tras inyecciones, especialmente si hay anticuerpos preexistentes.
  • Glomerulonefritis post-estreptocócica: ocurre después de una infección por estreptococo. Los anticuerpos anti-estreptococo se unen a antígenos estreptocócicos circulantes. Esto causa inflamación en los glomérulos renales.
  • Los síntomas incluyen hematuria, hipertensión y edema. Es más común en niños.
  • Vasculitis por infección crónica: algunas infecciones virales crónicas pueden causar vasculitis. Por ejemplo, la hepatitis B. El antígeno viral persistente forma inmunocomplejos.
  • En la poliarteritis nudosa asociada a hepatitis B, esto causa vasculitis necrotizante sistémica. Se depositan complejos de antígeno de superficie del VHB con anticuerpos anti-VHB en arterias medianas.

Factores desencadenantes: Los altos niveles de antígeno soluble y la formación prolongada de complejos son necesarios. Esto causa daño.

  • Antígenos exógenos persistentes: Las infecciones crónicas, como el virus de la hepatitis B, pueden causar problemas. Esto ocurre porque el sistema inmune no puede eliminar los antígenos. Esto lleva a la formación de inmunocomplejos.
  • Autoantígenos ubicuos: Las enfermedades autoinmunes, como el lupus, también causan problemas. Esto se debe a que el sistema inmune no puede eliminar los complejos formados.
  • Tamaño y carga de los complejos: Los complejos inmunes de tamaño mediano tienden a depositarse más. Esto se debe a que son más difíciles de eliminar por fagocitosis.
  • Características del flujo sanguíneo: Zonas con mucha turbulencia en la circulación son propensas al depósito de inmunocomplejos. Esto afecta a órganos como el riñón y las articulaciones.

Hipersensibilidad Tipo IV (Retardada o Mediada por Células T)

Mecanismo inmunológico: La hipersensibilidad tipo IV se basa en linfocitos T sensibilizados. Esto significa que aparece 48-72 horas después de la exposición al antígeno. Hay dos submecanismos principales: uno con linfocitos CD4+ Th1 y otro con linfocitos CD8+ citotóxicos.

En la reacción clásica, un linfocito T CD4+ Th1 reconoce un antígeno presentado por células presentadoras. Después de la sensibilización, libera citocinas que activan a macrófagos y causan inflamación local. Esto daña el tejido con un infiltrado de células mononucleares.

Por otro lado, los linfocitos T CD8+ citotóxicos reconocen antígenos presentados en MHC-I. Pueden destruir directamente células diana liberando perforinas y granzimas. A diferencia de las reacciones I-III, la tipo IV no involucra anticuerpos circulantes, sino células T y sus mediadores.

Esta categoría incluye varias variantes, como IVa, IVb, IVc, IVd. Todas son respuestas retardadas celulares. La reacción se intensifica a las 48 horas después de la exposición al antígeno.

Se observa edema y un infiltrado inflamatorio. Este está lleno de linfocitos y macrófagos. Las enzimas y citocinas liberadas causan lesiones tisulares.

Ejemplos clínicos: Esta hipersensibilidad se ve en varias condiciones. Estas incluyen infecciones, alergias y enfermedades autoinmunes.

  • Dermatitis de contacto: es una reacción de la piel causada por ciertos químicos del ambiente. Por ejemplo, el contacto con hiedra venenosa (roble venenoso) o látex de guantes puede causarla. Esto ocurre cuando las moléculas químicas se unen a proteínas de la piel, creando un antígeno. Esto activa a los linfocitos T, causando enrojecimiento y prurito en la piel.
  • Prueba de tuberculina (PPD): es un testeo de hipersensibilidad retardada. Se usa para detectar la exposición a Mycobacterium tuberculosis. Al inyectar un derivado proteico del bacilo, los linfocitos T activados causan una reacción inflamatoria en 48-72 horas. Esto se ve como una induración eritematosa en la piel.
  • Infecciones granulomatosas: ocurren cuando el cuerpo no puede eliminar patógenos intracelulares. Esto lleva a la formación de granulomas por una respuesta Th1 persistente. Por ejemplo, en la tuberculosis activa, los granulomas caseificantes dañan el tejido pulmonar.
  • Rechazo de trasplante mediado por células: es una reacción del cuerpo contra un órgano trasplantado. Los linfocitos T del receptor atacan al injerto, causando daño tisular.
  • Enfermedades autoinmunes mediadas por células: varias enfermedades autoinmunes se deben a linfocitos T autorreactivos. Por ejemplo, en la diabetes mellitus tipo I, estos linfocitos destruyen las células beta del páncreas.

Factores desencadenantes: Los antígenos que causan hipersensibilidad tipo IV pueden ser varios. Por ejemplo, el contacto con hiedra venenosa (roble venenoso) o látex de guantes puede causar reacciones.

  • Antígenos microbianos persistentes: Organismos como Mycobacterium tuberculosis y Mycobacterium leprae viven dentro de las células. Esto provoca una respuesta inmune crónica. La inflamación granulomatosa se mantiene activa gracias a la presentación continua de antígenos.
  • Antígenos de contacto (haptenos): Químicos pequeños que se adhieren a proteínas de la piel. Esto crea un problema para el sistema inmune. Ejemplos incluyen la resina de la hiedra venenosa y el níquel.
  • Antígenos propios modificados o liberados: En algunas enfermedades, el cuerpo ataca a sus propias células. Esto ocurre en la esclerosis múltiple y la diabetes tipo I. La inflamación daña los tejidos donde se encuentran estos antígenos.
  • Vacunas y pruebas cutáneas: Vacunas como la BCG y pruebas cutáneas desencadenan una respuesta inmune. Esto ayuda a crear inmunidad o a diagnosticar sensibilización.

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