
Huso de Krukenberg: Definición
hace 4 meses · Actualizado hace 4 semanas

El huso de Krukenberg es un hallazgo en la córnea. Se caracteriza por un depósito de pigmento en forma de huso. Este depósito es más ancho en el centro y se estrecha hacia los extremos. Suele aparecer en la zona media de la córnea.
A continuación, se detalla su morfología, fisiopatología, condiciones de aparición y sus implicaciones clínicas:
Morfología y localización
Forma de huso o “diagrama de cebra”: bajo lámpara de hendidura, el pigmento forma una banda marrón-amarillenta. Esta banda ocupa una franja vertical o ligeramente oblicua en el endotelio corneal. Los bordes son afilados en los extremos y más cargados en el centro.
Simetría bilateral: generalmente se encuentra en ambos ojos. Sin embargo, la densidad del pigmento puede variar entre ellos.
No desprende ni se eleva: a diferencia de otras lesiones endoteliales, el pigmento se adhiere en mosaico. No forma nódulos ni bolitas.
Fisiopatología
Origen del pigmento
El pigmento proviene de la capa posterior del iris. Las células del epitelio pigmentario liberan melanina al espacio de la cámara anterior.
Estas partículas de melanina se quedan suspendidas en el humor acuoso. Por el flujo líquido, se depositan sobre el endotelio corneal en forma de huso.
Mecanismo de depósito
El movimiento del humor acuoso crea vórtices en la córnea. Esto favorece una banda de flujo donde las partículas quedan atrapadas.
La forma huso refleja la trayectoria del líquido al chocar con la córnea y descender hacia el ángulo iridocorneal.
Asociación con síndromes pigmentarios
Síndrome de dispersión pigmentaria (PDS): el huso de Krukenberg es un signo clave. En PDS, el iris “en batiente” roza el cristalino o el ligamento zonular, liberando mucho pigmento.
Glaucoma pigmentario: si la obstrucción del trabéculum por pigmento eleva la presión intraocular, el huso de Krukenberg se asocia a un glaucoma secundario por pigmentación.
Otras causas: pseudoexfoliación, iridociclitis crónica, traumatismos o cirugías previas que liberan pigmento. En estos casos, el hallazgo puede no ser tan definido.
Condiciones asociadas
Síndrome de dispersión pigmentaria
Afecta principalmente a varones jóvenes con iris oscuro y miopía.
Se observan “tatuajes” en la cara del iris y pigmentación en la malla trabecular.
Este síndrome puede llevar a glaucoma pigmentario a partir de los 40.
Glaucoma pigmentario
La presión intraocular alta daña el nervio óptico debido a la obstrucción pigmentaria.
Los pacientes presentan un huso de Krukenberg, pupila irregular y midriasis alterada.
Pseudoexfoliación
El material pseudoexfoliativo puede arrancar pigmento del iris, causando depósitos similares pero más difusos.
Post-quirúrgico o post-traumático
Las cirugías complicadas o traumatismos pueden liberar pigmento iris, causando depósitos similares.
Diagnóstico
Lámpara de hendidura: es esencial. Se usa un haz ancho en la córnea y se observa en luz indirecta.
Gonioscopia: permite ver la cantidad de pigmento en la malla trabecular y el ángulo.
Tonómetro: mide la presión intraocular, importante si hay un huso pigmentario denso.
Topografía corneal (a veces): se usa para descartar cambios en el endotelio con depósitos intensos.
Implicaciones clínicas y manejo
Vigilancia del glaucoma
Si tienes un huso de Krukenberg, especialmente si eres joven, es crucial controlar la presión intraocular y el campo visual. Esto ayuda a detectar glaucoma pigmentario a tiempo.
Es recomendable hacer este control cada 3–6 meses.
Tratamiento del glaucoma pigmentario
Fármacos hipotensores: como betabloqueantes y análogos de prostaglandinas.
Iridotomía con láser Nd:YAG: puede ayudar en el PDS, reduciendo la liberación de pigmento.
Cirugía de glaucoma: como la trabeculectomía, si no funciona la medicación.
Consejos de seguimiento
Es importante informar sobre los síntomas de glaucoma, como dolor ocular y halos alrededor de luces.
Realizar controles anuales de presión intraocular y campo visual, más frecuentes si tienes factores de riesgo.
Pronóstico
El huso de Krukenberg no afecta directamente la visión, pero indica un posible problema de drenaje trabecular.
Con un seguimiento adecuado y tratamiento temprano, se puede mantener la visión a largo plazo.
El huso de Krukenberg es un signo importante que indica riesgo de glaucoma pigmentario. Es crucial realizar controles periódicos de presión intraocular y evaluaciones gonioscópicas. Esto permite aplicar tratamientos láser o farmacológicos para evitar daños irreversibles.
¿Cuales son las causas del huso de Krukenberg?
El huso de Krukenberg ocurre cuando el pigmento del iris se libera y se deposita en el endotelio corneal. Es como si pequeñas motas de pintura oscura se desprendieran del iris y se pegaran en la córnea, creando un huso.
Las situaciones que suelen causar este problema son:
Síndrome de dispersión pigmentaria
El iris, por su forma y posición, choca contra fibras que sujetan el cristalino. Esto hace que se suelte melanina, que se mueve con el líquido del ojo. Es muy común en jóvenes miopes.Glaucoma pigmentario
Cuando la melanina bloquea el drenaje, la presión ocular sube. Esto crea glaucoma. El huso puede ser un signo de que la presión está alta.Pseudoexfoliación
En este síndrome, se acumula material fibrilar en el iris y el cristalino. Este material puede llevar pigmento del iris a la córnea, creando un huso.Traumatismos o cirugías previas
Un golpe fuerte o una cirugía complicada pueden dañar el iris. Esto hace que el pigmento se disperse y se fije en la córnea.Inflamaciones crónicas (iridociclitis)
Procesos inflamatorios pueden dañar el iris y liberar pigmento. Este pigmento se deposita en la córnea.Otras causas menos comunes
Tumores pigmentados del iris, que pueden soltar melanina.
Degeneraciones genéticas o alteraciones que favorecen la liberación de pigmento.
El huso de Krukenberg no afecta la visión directamente. Pero es una señal de que hay demasiado pigmento en el ojo. Esto puede causar problemas de presión. Es importante buscar la causa y tratarlo para evitar daños al nervio óptico.
¿El tratamiento para el huso de Krukenberg?
El tratamiento no es para el huso mismo. Es para la causa que lo crea y para evitar problemas de presión. El objetivo es prevenir el glaucoma pigmentario. El tratamiento puede incluir gotas, láser o cirugía.
Control de la presión intraocular
Gotas hipotensoras: si la presión ocular está alta, se usan fármacos como los análogos de prostaglandinas. También se pueden usar betabloqueantes, inhibidores de la anhidrasa carbónica o agonistas alfa-2. El objetivo es mantener la presión dentro de un rango seguro.
Monitorización periódica: se revisa la presión y el campo visual cada 3–6 meses. Esto ayuda a detectar cualquier aumento de presión a tiempo.
Disminuir la liberación de pigmento
Iridotomía láser con Nd:YAG: este tratamiento crea un orificio en el iris. Esto iguala las presiones y reduce el desprendimiento de pigmento. Es muy efectivo para frenar la progresión del huso y estabilizar la presión.
Evitar actividades de alto impacto: actividades que aumentan la presión torácica pueden acelerar el desprendimiento de pigmento. Es importante moderarlos o hacerlos con supervisión.
Mejorar el drenaje del humor acuoso
Laserterapia con láser de argón sobre la malla trabecular: este tratamiento ayuda a evacuar más pigmento atrapado. Es útil cuando las gotas no basta.
Cirugía de glaucoma: si no hay mejora con medicación y láser, se considera cirugía. Se puede hacer una trabeculectomía o colocar un drenaje valvulado para asegurar el drenaje del humor acuoso.
Tratamiento de causas asociadas
Uveítis crónicas o iridociclitis: se tratan con corticoides tópicos u inmunosupresores sistémicos. Esto detiene la inflamación y la liberación de células y pigmento.
Manejo de pseudoexfoliación: se controla la presión con gotas y se vigila de cerca. El láser y la cirugía se usan según sea necesario.
Seguimiento a largo plazo
Exploraciones de fondo y campo visual: se realizan para detectar daño glaucomatoso irreversible.
Gonioscopia anual: se hace para cuantificar la pigmentación del ángulo y detectar reaparición de pigmento tras el láser.
Educación al paciente: se enseña al paciente a reconocer síntomas de presión alta. Es crucial la adherencia al tratamiento.
En la mayoría de los casos, se puede tratar el huso de Krukenberg con éxito. Esto se logra mediante la iridotomía láser y un programa de gotas hipotensoras. Así se estabiliza la presión y se detiene la progresión del huso sin cirugía invasiva.
Si el huso surge después de un trauma o cirugía, se puede controlar la presión intraocular. De esta manera, el ojo puede eliminar el pigmento sobrante. Solo se recurre a láseres o cirugía cuando el drenaje persiste.
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